Muchas veces se ha analizado la forma en que la sentencia C- 700 de 1999, con su derogación del sistema UPAC, afectó a los muchos ciudadanos que se relacionaban con esta. Tema realmente interesante este, pero ¿no sería interesante también ahondarse en una investigación que arrojase datos acerca de la otra cara de la moneda, es decir de cómo se vieron afectados los bancos? Vaya que a nosotros nos resultó interesante. El ver que hoy en día el sistema bancario está cada vez más en auge en sus ganancias, es un motivo realmente alentador, para querer ver de qué manera esta sentencia tuvo que ver con las alarmantes cifras de superávit que ahora nos presenta la banca.
Para acercarnos a ver la forma en que esta sentencia había repercutido en la banca, hemos analizado cifras, realizado entrevistas, y contrastado el cambio de la realidad de antes de 1999, en 1999, y los diez años que le han seguido; esta última tarea patrocinada por datos del Ministerio de Hacienda, y la ASOBANCARIA nos permitió corroborar el acelerado aumento en las productividad de la banca luego de la sentencia expedida en 1999.
Así, es tan evidente que hoy día la banca se ha desarrollado tan satisfactoriamente, que basta sólo con ver sus ganancias del primer trimestre del presente año, para ver casi que triplicadas las ganancias de todo el año de 1995; como quiera que la ganancia total para el año de 1995, osciló alrededor del billón de pesos, mientras que al mes de marzo de 2009 la banca ya había llegado a una cifra de 2.8 billones de pesos.
Parece un milagro ¿no es cierto? El cambio de las cifras es realmente abismal. De verdad ¿si no fue la mano de Dios la que actuó en esta situación, quién fue? pues la respuesta es sencilla, fue La Corte; bien hicieron los medios en haberla llamado “La Corte de los milagros”. Si bien esta no fue la única responsable, no fue la única generadora de cambio; si fue esa luz divina que hizo ver que las cosas iban realmente mal, y que había de promoverse un cambio radical si se querían salvar las cosas. En efecto fue La Corte, con su decisión bendita la que impulsó este cambio radical.
Como Dios, La Corte decidió bajarse de su cielo, para pasar a incursionar en campos ajenos al suyo; su sabia decisión pasó a tener sus principales repercusiones en el campo político y en el económico. Que si hemos de mencionar también el campo legislativo, La Corte –al igual que Jesús cambio el agua por el vino – obligó el cambio del UPAC por el UVR, y consigo, modificó el estatuto orgánico del sistema financiero, subsanando sus falencias y problemas, causados en años anteriores – y así entonces, como Jesús, compuso la fiesta –.
Y ahora, no debemos pensar que La Corte es “milagrosa” por el simple hecho de haber retirado el UPAC ¡No! No fue sólo eso, es “milagrosa” también por el hecho de su prudente momento para actuar; la expedición de su prodigiosa sentencia, coincidió con un momento en que la banca estaba pasando por su peor crisis, en que la prioridad del Estado era conseguir que la banca viviera, y que por ningún motivo se podía acolitar un cambio que terminara de rematarla. Sorprendentemente ese cambió que La Corte impulsó, resultó siendo ese “Lázaro, levántate y vive” que le devolvió la vida a la banca, y evoluciono en los fructíferos resultados que ha presentado la banca en los últimos diez años.
Ahora en cuanto a la iluminación que le dio La Corte al campo económico, podemos decir que esta se encargo de demostrar que el Estado no tiene nada que hacer interviniendo en la economía bancaria; como quiera que el UPAC –una política netamente gubernamental – terminó siendo uno de los soldados que pretendía llevar a la banca a su crucifixión. Esta iluminación dejó como resultado el hecho de que las entidades encargadas en dar préstamos para la vivienda, pasaran a ser bancos comerciales, y por ende a someterse a las leyes de la oferta y la demanda.
A lo largo de nuestra investigación, tuvimos la oportunidad también de oír las voces de eminentes protagonistas de este episodio concerniente a la sentencia C- 700 de 1999; Juan Carlos Echeverry y Andrés Felipe Arias, quienes nos afirmaban que La Corte fue ese predicador de aquellos colombianos que veían en el sistema bancario una pésima organización, y que la legislación existente, concerniente a esto, había llevado a la crisis. Que se necesitaba de un reordenamiento de la banca para lograr salvarla, y que la solución no era crucificarla; no, la solución era consolidar una banca lo suficientemente competente para satisfacer los intereses del país y de sus ciudadanos, promulgando un nuevo mandamiento que previniese una nueva crisis.
De esta manera, la investigación que realizamos nos permitió acercarnos a un fenómeno como el UPAC, desde una perspectiva poco explorada como es la de los bancos. Como hemos visto la sentencia llevo a cambios trascendentales, y en parte positivos para la regulación financiera; y de esta forma aliviando a uno de los mayores perjudicados de las malas políticas de regulación. Así como todos los esfuerzos se vieron dirigidos a salvar la banca, y por ende la economía de todos los colombianos –como fue expresado por muchos –; se ha visto que estos esfuerzos no fueron en vano. Pero cabe también preguntarse, si los esfuerzos y los posteriores efectos positivos también se dieron con tanta rapidez para los usuarios de este régimen, pero esta ya es una cuestión que debe ser tratada en otra investigación.